Lecciones del Capítulo No. 30

Tanto lo había imaginado y de repente… llega el día en que como dicen por ahí, paso al «tercer piso», dejo atrás los «ventitantos», paso a la «tercera década de la vida».

Es curioso que un número marque tanto peso social. Es como un semáforo, que mientras estás en los 20’s solo lo ves a lo lejos; pero conforme pasa el tiempo, el número es más claro y grande…ese número rojo, que se enciende y simboliza el acceso a un terreno donde ya no te es permitido hacer «locuras» y mantener encendida la mecha de la «rebeldía y el dejar que la vida fluya».

En donde tu cuerpo te pasa las primeras facturas de los desvelos, las pachangas y las comidas a destiempo. Donde no hay crema que borre mágicamente la celulitis y las primeras líneas debajo de tus ojos.

¿Suena dramático no? Pero la realidad es que es un año más sumamente estereotipado. Tal vez los 30 vuelen tan rápido como los 20, solo que a un ritmo más consciente.

Quiero celebrar la tercera década, haciendo lo que me gusta. Disfrutando y compartiendo un desayuno hecho en casa, con la tranquilidad de tener una taza de té caliente entre las manos, tomando una cerveza oscura, escribiendo, sacando adelante mis proyectos e ideales.

Y al caer la tarde, una hora de yoga, terminar a tiempo y disfrutar de la compañía de la gente que quiero.

Sin duda, 30 años han dejado muchas «metidas de pata» algunas arrojaron lecciones y otras seguro se repetirán porque aún falta algo por aprender.

A continuación comparto mis reflexiones de lo aprendido en este capítulo 30, sin afán de teñirme de sabiduría (¡que va!) simplemente escribir esto, es algo que seguro leeré más adelante y quiero dejarlo para la posteridad; ya sea para reírme o para llorar. Ambas valen la pena 🙂

Así que, a mis 30 he aprendido que…

-La persona que tienes frente a ti, es la más importante en ese momento y merece toda tu atención; hacer de la escucha un hábito.

-Conforme pasan los años, frecuentas a menos amigos y esos breves momentos los valoras más

-Es mejor coleccionar momentos y no cosas

-La gratitud es el único exceso permitido

-Para mi, la calidad de vida es tiempo para aprender o compartir con la gente que quiero y no la cantidad de mi consumo.

-Los miedos son oportunidades… para volver a tener miedo

-Escribiendo se razonan ideas, replantean detalles, cuestionan y modifican conceptos

-A veces es difícil estar siempre motivado, pero se puede solucionar con empujar tu cuerpo y tu atención hacia ese punto

-Debo agradecer a  todos los que me dijeron NO alguna vez, gracias a eso me convierto cada vez más en mi misma.

-Se vale pensar en el Karma, como un «boomerang» que a veces se regresa y te da en la cabeza.

-Debo querer a mi cuerpo tal y como es, cuidarlo con ejercicio y buena comidita. El me pertenece y nos la llevamos bien juntos

-Compartir mi vida con alguien significa ser mejor la mejor compañía y reinventarnos juntos.

-Si comienzo con pensamientos positivos el día, todo sabe mejor

-Hay que confiar más en la gente y menos en las cosas

-«Meter la pata» son sólo experimentos para ver qué funciona

-Un poco de desorden es bueno para la imaginación, pero el orden es el placer de las ideas

-Es más rico bailar «cumbiancheras» y reír sin ataduras, como si nadie te viera

-Puedo hacer cosas que me vuelven millonaria en la moneda de la satisfacción personal.

-Si tengo una casa pequeña y menos cosas me muevo más fácil, el equipaje es más liviano y no tardo horas limpiando

-El sexo quita el dolor de cabeza

-Lo mejor de viajar es la comida

-Me enamoro de quien seduzca mi corazón y no sólo mi cuerpo

-Vale la pena usar varios sombreros, seguimos siendo humanos.

-Prefiero ser una amante a la «antigüita» que postmoderna

-Si alguien no me cae bien, tal vez es porque me falte conocerlo mejor

-No vale la pena tener miles de zapatos, sin saber a dónde ir

-Me siento mejor teniendo mi propio estilo que siguiendo modas (además no se muy bien mezclar los colores)

-Es importante estar informados y compartir información, la época de ser un rebelde sin causa, quedó mucho tiempo atrás.

-Menos maquillaje es más

-Medir mis placeres culposos y disfrutarlos cuando me los doy

-Para disfrutar de una tarde de amor, no es necesario pagar un hotel de 5 estrellas en Cancún. Es suficiente caminar de la mano bajo un cielo estrellado, y que te carguen unas cuadras «a caballito» cuando ya no aguantas los zapatos de tanto caminar…

 

Estoy curiosa por saber qué tanto te traes tercer piso; mientras tanto ¡Gracias «veintitantos», ahora abrazo con cariño los 30 :)!

 

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